La contaminación cruzada en la hostelería

Contaminación cruzada
Consejos para combatir la Contaminación Cruzada en tu restaurante

Las cocinas de la hostelería, místicos entornos regidos por la mano diestra del maestro de cocina, son cuna de los sabores y aromas más excepcionales. En ellas, lo primario se hace extraordinario dando lugar a experiencias indescriptibles para el paladar del comensal. No puede salir nada malo de ellas… a no ser que se produzca una contaminación cruzada.

La contaminación cruzada es un proceso por el cual agentes patógenos residentes en alimentos contaminados (generalmente alimentos crudos) son trasmitidos a alimentos libres de contaminación, ya sea por el contacto directo entre ambos alimentos o debido a la manipulación de los alimentos libres con las manos o con otros instrumentos de cocina tras haber manipulado con anterioridad alimentos contaminados.

contaminación cruzada

Desde Bedoya queremos ayudarte a combatir la contaminación cruzada proporcionándote una serie de pautas y consejos que van a permitir que nada nuble el sabor de los platos de tu bar o restaurante. ¡Sayonara contaminación cruzada!

Conoce a tus enemigos.

Por lo general, los productos frescos y crudos, que no han sido sometidos a un proceso de esterilización, son los responsables de la mayor parte de la contaminación cruzada.

La carne y el pescado crudo contienen agentes patógenos que son eliminados durante la cocción. En el caso de las frutas, verduras y hortalizas, la descontaminación pasa por lavar bien estos alimentos, incluso aunque vayan a ser pelados o desprovistos de su corteza con posterioridad.

contaminación cruzada

¡Presta atención! La contaminación cruzada es más importante cuando los alimentos crudos o sin cocinar entran en contacto con productos que ya están cocinados o con productos que no necesitan ser cocinados, como por ejemplo los embutidos. Evita a toda costa que los alimentos contaminados entren en contacto con este tipo de productos.

El almacenamiento.

La contaminación cruzada puede ocurrir en cualquier momento, incluso cuando no estás manipulando los alimentos. Ya sea en el frigorífico o en el congelador, los alimentos crudos como la carne y el pescado liberan líquidos que pueden contaminar de agentes patógenos otros alimentos.

Para evitarlo, aísla de forma correcta estos alimentos y colócalos en las zonas más bajas del frigorífico para evitar la liberación de líquidos sobre alimentos libres de contaminación.contaminación cruzada

¡A ver esas manos!

Asegúrate con asiduidad de que tus manos están libres de contaminación, especialmente cuando manipulas alimentos frescos y crudos. Evita tocar alimentos que ya estén cocinados o que no necesiten ser cocinados después de haber tocado alimentos crudos o que puedan estar contaminados.

Del mismo modo, no utilices un mismo utensilio de cocina (ollas, sartenes, cubertería, batidora, platos, bayetas, etc.) para manipular alimentos crudos y alimentos cocinados. ¡Límpialo antes o cámbialo para evitar la contaminación cruzada!

Área de trabajo, área restringida.

Mantén las zonas de trabajo (encimeras, tablas de corte, recipientes, etc.) siempre limpias. Coloca en ellas únicamente los alimentos que vayas a manipular en el momento. Asegúrate de limpiarlas correctamente después de cada uso, especialmente si vas a colocar alimentos ya cocinados o listos para consumir.

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¡Que la ensalada siga siendo sana!

La ensalada es un claro ejemplo de preparación conflictiva. En ella, se utilizan alimentos listos para consumir, como quesos, embutidos y conservas, con alimentos que necesitan ser descontaminados, como es el caso de frutas, verduras y hortalizas. Lava y limpia bien estos últimos antes de que entren en contacto con los que ya están listos para consumir.

Queso, embutidos y conservas.

Gracias a su proceso de elaboración estos alimentos están libres de contaminación, pero pueden adquirirla si no se manipulan correctamente. Aíslalos bien y, una vez libre de su envase o envoltorio, intenta que sean consumidos lo antes posible. Si utilizas film alimenticio para conservarlos, deséchalo tras cada uso y mantén el producto en una zona limpia y segura.

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Con estos consejos es posible que tengas tu bar o restaurante lleno de agentes de sanidad… pero sentados a la mesa. ¡A seguid sirviendo el mejor sabor!